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K-9 Topology, Maja Smrekar

(Comentario de Samuel Isaac R.R, "Robótica e Ingeniería Genética" UOC, otoño 2020)




[Fotografía de Hybrid Family (2016, Berlín), en colaboración con Manuel Vason]


Desde una crítica a la dimensión necropolítica que es el reverso del biopoder soberano, la artista eslovena de performance, audiovisuales y biotecnología Maja Smrekar (1978–) presenta una obra inter-mediática sobre la co-evolución entre lobos, perros y humanos. A través de cuatro proyectos artísticos, K-9 Topology busca reflexionar sobre la transformación de nuestra convivencia íntima con otros seres vivos, nos incita a ser críticos sobre qué significa la definición categórica de lo humano, si no ha constituido acaso un axioma producido para entronizar nuestra especie por encima de las demás, en la cima de una jerarquía ontológica, cuyo destino sería el dominio total sobre la biosfera. A través de un discurso post-humanista que desplaza la objetividad metafísica, es fundamental el empleo de avances biotecnológicos, instalaciones y maquinaria en las obras de Smrekar, como por ejemplo durante la creación artística del aroma Ecce Canis (2014), para el cual recurrió al aislamiento y mezcla de serotonina en muestras de su sangre y la de su perro Byron. Estos trabajos de laboratorio y medios tecnocientíficos transmutan los límites objetuales del cuerpo, con el fin de erradicar primero todo esencialismo de la agencia humana (What (still) makes us human?), pero también de re-interpretar nuestra condición existencial, pensar sobre horizontes de acción ecológicos y comunitarios para la emancipación intersubjetiva.


Maja Smrekar vivió durante su juventud el desmantelamiento de la URSS, así que su familia fue directamente afectada y rota por la crisis sociopolítica que produjo la expansión cultural del neoliberalismo; desde la pérdida del trabajo textil con cuero, su hogar y recursos de vida, hasta el suicidio de su padre o la progresiva desaparición de sus perros de compañía. En sus performances indaga las discontinuidades del trauma existencial, de la inconsciencia que divide toda textualidad subjetiva. Con un trasfondo conceptual filosófico de los Cultural Studies, basándose en reivindicaciones interseccionales contra la opresión y violencia sistémicas (de género, raza, clase, especie…), renuncia tanto a un concepto universal y absolutista de humanidad como a la tradición clásica del humanismo, donde se recrea la primacía antropocéntrica en torno a la reducción y exclusión de diferencias, o la discriminación de alteridad a partir de una oposición antitética de categorías duales: Cultura/Naturaleza, Hombre/Mujer, Humano/Animal… Smrekar se sitúa pues contra la racionalización discursiva de los cuerpos; desde su lectura de los pensadores Deleuze y Guattari en Mil Mesetas (1972), reconoce su estética entre las performaciones del ser-en-diferencia como “devenir-minoría/animal/mujer/refugiada…” (en el sentido del Becoming, el llegar-a-ser heideggeriano), para expresar las relaciones de poder constituyentes de aquello que siempre escapa a toda categoría, la indeterminación heterogénea y no-numerable de la subjetividad frente a la hegemonía de los discursos esencialistas.


A lo largo de su investigación sobre la dependencia evolutiva entre canes y homínidos, Smrekar se aproxima a la otredad no-humana y a las relaciones inter/intraespecíficas de las agencias biológicas. Como respuesta al contexto de la globalización y las problemáticas del cambio climático, utiliza la intersección experimental de medios tecnocientíficos y biología para generar otros modos de agenciamiento, de interrelación subjetiva a través de la pluralidad de cuerpos vivientes. La artista hace referencia a las tesis de la feminista Rosi Braidotti sobre el post-humanismo crítico, quien deconstruye la pretensión de unidad en la definición identitaria de la subjetividad, ligada a constructos eidéticos sobre la figura auto-referencial humana. Para Braidotti la cuestión existencial de la agencia (semántica, operativa, técnica…) acontece a través de la interrelación radical de diferentes corporalidades vivas, en la pluralidad de circunstancias físico-químicas, puesto que cualquier organismo está constituido como un biosistema, patrón en red donde distintos seres microscópicos y tejidos celulares se coordinan al unísono. Después de descubrimientos científicos como la Serial Endosymbiosis Theory de Lynn Margulis, que explica el surgimiento del nucleocitoplasma de las células eucariotas a través de la convivencia radical entre distintas comunidades de bacterias durante miles de años, (hasta performar mediante esta fusión creativa la simbiogénesis evolutiva de un cuerpo que es otro, emergente al sistema); no podemos negar que la inteligencia y la sensibilidad atraviesan holísticamente la materia relacional de lo viviente. Braidotti afirma que las posibilidades tecnológicas del s.XXI nos ayudan a imaginar los agenciamientos de otros seres vivos más allá de la dualidad griega entre el Zoé (la ipseidad psicomotriz animal) y el Bíos (la capacidad simbólica de narrativa humana), a concebir espacios metamórficos y horizontes de performación en común, una re-significación dinámica de las redes corporales. Maja Smrekar hace hincapié en la empatía al mundo existencial de seres no-humanos y en la interconexión subyacente: a simple recognition between two beings as the act of noticing and paying attention is a common thread that connects the core of nearly every living being.

En colaboración con Jacana Wildlife Studios, investigando sobre etología y zoosemiosis, Maja Smrekar denuncia los riesgos de extinción del lobo y desarrolla la performance llamada I Hunt Nature, Culture Hunts Me (2014), donde expone su carne desnuda de forma vulnerable y pasiva al contacto con lobos y perros-lobo. En la ejecución persigue recrear una comunicación interespecie, reconciliar lenguaje verbal, intuición y biosemiótica, además de plantear la cercanía y la intersubjetividad existencial entre distintos seres vivos, la reunión de diversos agentes biológicos. Los proyectos de la artista también se apoyan en las teorías de la pensadora Donna Haraway sobre la generación de relaciones de parentesco multi-especie. Frente a la devastación ecocida del capitalismo, la autora subraya la carne-del-mundo que comparten como ensamblaje común los seres vivos (chair, el quiasmo fenomenológico de Merleau-Ponty), sus imbricaciones semánticas y genealógicas en un parentesco terráqueo intersubjetivo. Haraway convida a apreciar esta sim-poética rizomática de la biosfera (que está al borde del colapso y la extinción por acción antropogénica), nos urge a tejer comunicaciones interespecie, a transformar nuestra intimidad simbiótica, des-nucleizar las instituciones familiares excluyentes de alteridad para generar parentescos (kinship en inglés, miembros de familiaridad) con seres-en-diferencia, componerse en hibridación y extrañamiento obrando junto a personas no-humanas.


Smrekar traduce artísticamente la fuerza performativa del devenir-animal en el proyecto Hybrid Family (2016). A lo largo de tres meses la artista se recluye para cuidar y sustentar a un cachorro llamado Ada durante su fase de crecimiento, usando su propio cuerpo para darle de mamar a través de la estimulación de sus glándulas pituitarias mediante breastpumping (veinte minutos cada tres horas, incluso de noche) y así liberar la hormona prolactina, junto a una adaptación en su dieta alimentaria a un mayor aporte de galactogogos que mejoren su lactancia. Este proceso molecular la influye emocionalmente; al encarnar esta biosemiótica híbrida, Maja Smrekar también experimenta sus efectos colaterales y patologías, como bruscos cambios de humor o un aumento en sus niveles de oxitocina, que está relacionada neural y hormonalmente con la confianza, la empatía, el reconocimiento facial, la memoria, el cuidado, la consolidación de vínculos íntimos, además del comportamiento sexual y maternal. De esta manera Smrekar se embarca en una libertad reproductiva post-humanista, denunciando a su vez la instrumentalización que oprime a la figura lactante y reproductiva de la maternidad; en este caso interespecie, la clave artística del m/Otherness. Re-encanta la biosemiótica plural y abierta del parentesco en un viaje hacia la formación narcisista del ego, puesto que desentraña la memoria de su infancia, su familia y su juventud como exploración de alteridad en la profundidad molecular del My-self (la mismidad), con lo que persigue una emancipación simbólica de la horda patriarcal, en términos freudianos, transición inversa de la civilización a lo salvaje, de la norma textual a la an-arquía.


En la última obra del conjunto, ARTE_mis (2017), Maja Smrekar lleva hasta las últimas consecuencias su performance del “devenir-m/Other”, además de las posibilidades creativas del biomedia y su crítica ecofeminista del capitalismo. La obra en sí, cuyo título alude a la diosa griega de los animales silvestres, el nacimiento y la caza, engendra una co-habitación simbiogenética a nivel molecular entre humanos y canes, dos especies que han superpoblado el globo terráqueo juntas (y el lobo estaría incluido en el proyecto bajo la forma de ausencia nihilista). Utilizando recursos biotecnológicos de BioTehna, un laboratorio para la investigación artística, desnucleiza en primer lugar una célula humana reproductiva in vitro, erradicando su contenido de ADN con exposición a rayos ultravioleta durante media hora; a continuación el citoplasma restante es fusionado con una célula somática de perro (aislada de su saliva por electropermeabilización). El endosimbionte o quimera resultante, antes de convertirse en blastocito, fue congelado a -198ºC en nitrógeno líquido tras el tercer día de crecimiento, sólo reanimado para su exposición como artefacto-fetiche sin capacidad nutritiva ni hormonal. La instalación donde se puede observar con microscopio combina memoria y afecto emulando una habitación personalizada. Aquí Smrekar nos ofrece una transgresión híbrida de la genética, explorando la com-posibilidad de los seres vivos dentro del marco de la crisis ecológica, en contra de la mitificación universalista de la humanidad, cuyo biopoder actúa por exclusión irreconciliable de seres-en-diferencia.


El proyecto artístico de K-9 Topology orienta los horizontes de acción biotecnológicos hacia la comunicación interespecie y la renovación de las relaciones ecosistémicas. ¿Qué podría significar la humanidad en un contexto de intervención biológica multi-especie?¿Acaso la capacidad de manipulación tecnocientífica, a la vez que desmiente el ideal clásico de lo humano y expande sus límites interactivos, no interpela a nuestra responsabilidad como especie? La codificación de estructuras y funcionamientos biológicos con métodos de representación digitales, que traducen datos observables empíricamente a través de instrumentos mecánicos a la programación del software, constituye uno de los avances más revolucionarios del biomedia. Primero nos permite trabajar “en abstracto” con las potencias combinatorias y procedimentales de esta “transcripción”, asumiendo a la par que los datos in-formacionales de los cuerpos son una realidad material de facto, para después de-codificar en seres de carne y hueso las intervenciones sobre estos datos estructurales, re-codificados y manipulados tecnológicamente con intenciones muy diversas, como la mejora de fármacos o la ingeniería genética. La intersección mediática entre ordenadores, biología, cibernética y teoría de la información abren un campo sin medida de experimentación material. Ahora bien, ¿no avecina también conflictos biopolíticos en torno a la desigualdad, la instrumentalización de los cuerpos, los desarrollos bélico-militares o la explotación ecosistémica? ¿No es importante preguntarnos cómo podemos reflexionar colectivamente acerca de los limites morales que se hacen presentes en la biotecnología?


La poética de Maja Smrekar nos invita a dejar atrás nuestros prejuicios esencialistas, a caminar junto a otros seres vivos en un descubrimiento y cuidado mutuos, reconociendo la pertenencia a una comunidad biosférica. Sin embargo, no hace mención a consideraciones morales auto-criticas con las direcciones de su performance: ¿de qué modo reconciliamos el Bíos de la animalidad? ¿Cuáles son las alternativas comunitarias de interacción simbiótica? Si la biotecnología nos convierte en diseñadores onto-epistémicos, ¿es posible la decolonización de nuestras semánticas antropocéntricas? En la ecología transversal que nos propone K-9 Topology, Maja Smrekar ha demostrado que la creación artística puede transmutar la co-habitación intersubjetiva junto a la expresión de un devenir-múltiple. Ahora bien, ¿qué tesis emancipatoria responderá a la autonomía y la regeneración ecosistémica? En paralelo, ¿cómo podríamos auxiliar a seres vivos no-humanos mediante propuestas biomediáticas que reconozcan sus mundos y diferencias? ¿Cómo disponer una escucha hermenéutica desde la vulnerabilidad a la nuda vida de los cuerpos? ¿De qué formas cuidar moralmente el frágil equilibrio de la pluriversidad?

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